Montblanc, Tarragona. Un lugar para volver
Rincones para el recuerdo lo son todos. Aunque no haya vivido allí. Porque a veces la cabeza y el corazón nos juegan malas pasadas. Esta bella foto me recuerda a […]
Rincones para el recuerdo lo son todos. Aunque no haya vivido allí. Porque a veces la cabeza y el corazón nos juegan malas pasadas. Esta bella foto me recuerda a […]
Granito, ramas, piornal. Al fin y al cabo, estos son los elementos básicos que se encuentran en cualquiera de los antiguos corrales que pueblan las inmediaciones de Navalosa, en las estribaciones del Gredos más abulense. Dice la tradición que tienen origen celta, lo mismo que se sugiere de sus populares cucurrumachos, que se exhiben orgullosos en los carnavales. La forma constructiva, tan medida y práctica, sugiere que estos espacios tenían la finalidad de perdurar en el tiempo, en los siglos.
Hace poco tuve que ir a Salamanca. Fui por trabajo y por turismo, porque yo siempre aprovecho estas cosas. Estuve de día, vi anochecer y luego volví a Ávila, con una sonrisa en los labios y con la satisfacción de haber conseguido mi primer viaje soleado de todo el invierno.
La verdad es que siempre he tenido un buen concepto de Salamanca como ciudad. La veo próspera, llena de iniciativas, viva y en crecimiento. Y, a pesar de todo, sigue contemplando la impronta del tiempo en sus calles, en sus monumentos, en su hermosa plaza. Su catedral me volvió a dejar impresionada. Conocí un bello rincón, el jardín de Calixto y Melibea que, a pesar del invierno, dejaba entrever una bonita primavera. Desde allí anocheció ese día para el resto del mundo.